miércoles, 16 de junio de 2010

La ciberescuela

Les quiero compartir este artículo que encontré en Muy interesante acerca de la integración de las TICs en el aula de clase. Muchas de las cosas que aparecen ahí ya las hemos discutido y leído, sin embargo lo novedoso es que son muestras de experiencias reales y exitosas con las TICs.

Resalto del texto los siguientes apartes

  • Aceptémoslo: la forma de aprender ha cambiado.
  • Una brecha digital separa a los jóvenes de las generaciones que les preceden, y en el aula este desnivel se hace especialmente abrupto.
  • Muchos profesores son inmigrantes digitales frente a sus alumnos, nativos del cibermundo.
  • Los docentes han visto cómo sofisticados gadgets invaden sus centros, y se prevé una profunda transformación en la manera de generar y transmitir conocimientos. En efecto, la explosión de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en la enseñanza está aún por llegar.
  • “No creo en un aula futurista, sino en una nueva enseñanza apoyada en potentes tecnologías. Habrá más confluencia entre educación formal y no formal –la que se da fuera de la escuela–, se multiplicarán las fuentes de saber, el profesor pasará de ser transmisor a regulador del aprendizaje, habrá nuevos dispositivos desde los que navegar, escribir y leer. Y el alumno tampoco será el mismo”.(Núñez, 2010)
  • La transición ha comenzado
  • Diversos estudios, como los de la británica Julie Cogill, doctora en Educación, demuestran que los jóvenes, familiarizados con el hipertexto y la interacción, se implican más en las clases con PDI (pantallas digitales interactivas). Además, potencia la colaboración y las habilidades sociales, y motiva al profesorado.
  • Pero hay malas noticias para los tecnoptimistas: las tecnologías no aportarán nada revolucionario mientras se sigan empleando los métodos didácticos de siempre.
  • El reto consiste en crear productos diseñados para la escuela en vez de integrar a la fuerza tecnologías propias de otras disciplinas.
  • La escuela es refractaria al cambio”, señala Ibáñez, y pone el ejemplo de Extremadura: “Es una de las regiones de Europa más informatizadas, con 2,9 alumnos por ordenador –la media europea es de nueve–, pero los profesores apenas los usan. Se ha hecho una inversión tremenda en tecnología antes de cambiar la mentalidad del docente”.
  • En 2006, un informe de la Comisión Europea reveló que nuestros profesores son los más tecnoescépticos de Europa: el 52,3% no encuentra beneficios en el uso de ordenadores en el aula.
  • Ningún estudio ha demostrado que las tecnologías mejoren los resultados académicos, pero sí que el uso de estrategias innovadoras aumenta la motivación y la integración. “Un problema de la clase es atender a la diversidad de los alumnos –explica Ibáñez–. El ordenador ofrece oportunidades para potenciar la capacidad de cada uno. Mientras los que tienen dificultades repasan con ejercicios o aventuras interactivas, los avanzados pueden hacer WebQuests –investigaciones guiadas en la red–. Y el profesor se dirige al resto. Es un sistema flexible que supera la lección magistral”

  • El profesor como foco central de información tiene los días contados, afirman los gurús de la nueva educación. El nuevo docente será un supernodo en una red de aprendizaje.
  • Pasaremos del modelo unidireccional actual a un sistema en el que el docente absorba lo que aportan los demás y ayude a discernir la información relevante

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